Drama en el que un caballero noble traiciona a su rey en Escocia en el siglo XI. Welles realiza una adaptación de Shakespeare respetuosa de la prosa original, pero carente de verdadera pasión, especialmente en algunas actuaciones. Lo mejor termina siendo la ambientación y los decorados que le dan al film un tono gótico y enfermizo. Welles demuestra su virtuosismo en el uso del plano secuencia en la escena del asesinato del rey en la que la toma no corta durante varios minutos.