Cuento de misterio en el que un arquitecto de vacaciones con su esposa se encuentra con una amante, un mago y un millonario en un hotel de Túnez. Claude Chabrol se muda a Túnez para rodar otra de sus producciones internacionales adaptando una novela de Frédéric Dard, pero en este caso logra llevar el material a su territorio. La suspensión narrativa que supone el hecho de que los personajes están de vacaciones le permite desarrollar la historia con tranquilidad y sin apuro. De esta manera va construyendo un escenario que inevitablemente llevará a un asesinato, donde la pregunta es quién será el asesino y quién será la víctima. En el camino encuentra la sombra expresionista en la escena en que el protagonista se mete en la habitación mientras su esposa muerte, utiliza las citas a Lang con los globos y la niña, recurre a una pequeña estatua que subraya la naturaleza sobrenatural del relato y bordea el fantástico con un suceso inexplicable (la esposa ve a su marido con su amante cuando este no se movió de su lugar).