Comedia dramática en la que un heredero vuelve a la casa paterna después de mucho tiempo ausente en Londres. John Boorman muestra su habilidad para la sátira sin siquiera moverse de la calle del barrio. La empresa familiar ha quedado a cargo del asistente, los vecinos ya no lucen tan prósperos y la comitiva de recepción resulta tan desconocida como extrañamente amable. El personaje de la esposa trofeo que lo acompaña es enigmático. Pero nada de esto tendría sentido sin la escena grupal de gimnasia en la pileta sauna cubierta “No siento nada”, repite Marcello Mastroianni. Solamente un actor con su facilidad para los acentos puede simular hacerse cargo de la situación.