Drama en el que una catástrofe deja a una población aislada y carente de provisiones para sobrevivir en Europa. Más allá de ciertas pretensiones discursivas, Le temps du loup es uno de los mejores films fantásticos apocalípticos de los últimos años, en la línea de 28 Days Later (2002). La arrebatadora belleza de la oscuridad y el extraño realismo de la situación se imponen a la metáfora sobre el funcionamiento de la “civilización” y el tren salvador que algún lugar está. Haneke sale con los tapones de punta: en el prólogo tres planos tarda el horror en golpear la puerta. Después, la imagen del sacrificio del caballo y la escena de sexo animal (sólo es suavizada por la chica que abraza a su hermano para que no mire) subyugan al espectador. Pero sus ficciones son mucho más “edificantes” que las de sus colegas de la provocación (Lars Von Trier entre ellos). Haneke se revela en este caso como un excelente director de niños (los auténticos héroes de la función).