Comedia romántica en la que una chica sigue a un ladrón con el que se acostó en un pueblo costero. Luego de cinco años Doillon regresa a la dirección con una fotografía en video, un coqueteo con el policial y una aparente liviandad que le agregan una dimensión más vital y menos solemne a su cine. En el centro siguen sus preocupaciones habituales de la puesta en escena y los personajes por el amor, la mirada, la emoción, el espacio, el cuerpo y el rostro.