La fiancée de Dracula (2002)

Cuento de terror en el que un profesor intenta impedir la resurrección de Dracula en Francia. Luego del auspicioso regreso que supuso Les deux orphelines vampires (1997), Rollin confirma que sigue siendo el mismo. Hay algo de atemporal en su estilo que remite al cine mudo: los planos fijos, las actuaciones teatrales, la concepción del fantástico. Desde La viol du vampire (1968) hace el mismo film con distintas variaciones. Da la impresión de que no busca el horror, simplemente lo encuentra. A medida que pasa el film, las actrices parecen más bellas, las imágenes son más inquietantes y las muertes, más shoqueantes. Si bien parece que hay lugar para el humor, su utilización no se queda en la simple ironía ni clausura el sentido. Al igual que Les yeux sans visage (1960), lo más perturbador es que nadie sabe bien lo que está pasando. En la retina quedan las imágenes de las vampiras deambulando y los muros de los castillos imponentes como poesía viviente del género de terror. A medida que pasan los años, se hace más urgente y valiente el cine de Rollin.