Aventura fantástica en la que la hija de un mercader es recluida en el castillo de una bestia en el campo de Francia en el año 1810. Gans regresa a Francia a tratar de llevar a cabo los proyectos que no le dejan hacer en Hollywood. Gans es una especie de Guillermo Del Toro o Tim Burton sin suerte (al menos con el gran público), que conoce y ama el cine de género, pero puede filmar mucho menos que estos dos. En este caso, el film se trata de una superproducción (para el mercado europeo) de fantasía que trata de competir con productos similares de Hollywood. Ponerse a comparar los efectos especiales digitales de una y otras carece de sentido. Convocar para el análisis la versión de Jean Cocteau de 1946 sobre el mismo cuento, más aún. Sólo podemos decir que el colorido diseño visual luce en alguna secuencia, que los flashbacks sobre la progresiva conversión de la bestia funcionan y que la historia de amor (precisamente por esos flashback que le dan la corporalidad que la historia en el presente carece) por momentos asoma. Lo que ya es bastante.
