Adaptación de comic en la que un adolescente se viste de superhéroe y sale a combatir el crimen en New York. El mercado de superhéroes es tan rentable que Hollywood sigue tratando de reinventarlo. Si bien el tema de los falsos poderes no es nuevo, ahora es tomado en serio. Más allá de la fusión con la comedia nerd adolescente, la violencia más elevada de lo habitual y la puesta en escena colorida, el film no puede superar nunca la barrera del producto prediseñado. Por no hablar del germen fastizoide inherente a todo el género (la venganza), la desconexión de la realidad que se produce en la segunda parte y la falta de imaginación de Vaughn para utilizar los recursos visuales. Hasta el mismo protagonista ya pasada la mitad de la película se da cuenta de que el chiste no da para más. A partir de allí el film se autocomplace con todo lo que había evitado hasta ese momento.