Secuela de Jaws (1975) en la que el tiburón blanco asesino vuelve a atacar las costas de New England cuatro años después. Spielberg es lo suficientemente inteligente para darse cuenta que hacer una película de suspenso con monstruo no humano sólo puede funcionar una vez y se desentiende de la secuela. Si esta vez la disposición de medios hace que los planos generales de la playa luzcan mejor, es tan poco lo que puede distanciarse del original que el film se queda con un grupo de adolescentes gritando a la deriva en el medio del mar.