Comedia dramática en la que un niño de 10 años padece un desorden de crecimiento que lo hace parecer adulto en California. Película irredimible desde todo punto de vista. Las escenas de básquet o los chistes con flatulencias no son dignos de su director. El costado dramático de la historia se hace insostenible. Ver a Robin Williams más torpe e idiota que de costumbre resulta doloroso. Se ve que Francis Ford Coppola todavía debía encargos a los estudios, en este caso Disney. El único punto de atractivo es tratar de ver la relación entre el protagonista y la biografía del propio Coppola. Es decir, la historia de un niño que se hizo grande de pronto y ahora es un bicho raro que nadie quiere. Pero es muy poco y muy fácil.