Cuento de terror en el que un joven hermoso tiene un retrato que va envejeciendo en Londres. Dallamano traslada la novela de Oscar Wilde a la actualidad, pero no encuentra el tono apropiado. Entre el drama erótico y el policial, con una banda sonora obvia y reiterativa, el film cae inevitablemente en la rutina. Sobre el final la historia gana un poco de consistencia y atractivo. Pero para una novela que trata del arte y la belleza esta adaptación es poca justicia.