Cuento de terror en el que un escultor traicionado utiliza cuerpos reales en un museo de cera de New York en la década de 1900. Pese a lanzar a la fama a Vincent Price y gozar de cierta popularidad en el momento de su estreno, la película utiliza el formato 3d con los obligados y decorativos planos de objetos. El miedo de madera acartonada y color paté llega un momento que tiene muy poco que aportar. Lo único interesante es que los valores de plano respetan el tamaño de los muñecos y muchas veces ayudan a confundir lo animado de lo inanimado. La transición del blanco y negro al color tendrá que esperar a finales de la década de 1950 para consolidarse en el género de terror.