Cuentos de terror que transcurren durante días de festividades en Estados Unidos e Irlanda. La idea inicial es atractiva (el slasher también en sus inicios estuvo asociado a días de festividades), pero la película se queda sólo allí. Las festividades sólo son una excusa, algunos de los episodios sólo hacen una referencia muy lateral a ellas, y los capítulos carecen de un verdadero concepto que los unifique. En consecuencia quedan a merced de los aciertos y virtudes de sus realizadores y guiones en el corto tiempo disponible (8 segmentos en 105 minutos dan como resultados menos de 15 minutos de duración promedio). Entre los directores convocados se encuentran algunos de los talentos más prometedores del cine de terror americano independiente de la última década (Kolsch & Widmyer, Nicholas McCarthy), una joven directora que se ubica en los bordes del género, un cultor de la abyección en su ópera prima (Adam Egypt Mortimer) y otros de sobrada incapacidad ya con experiencia en el mainstream (Kevin Smith, Scott Stewart, Gary Shore). Sólo Anthony Scott Burns está por hacer su primer largometraje.
Valentine’s Day (Kevin Kolsch & Dennis Widmyer): El episodio es visualmente sorprende. Las actuaciones están en un registro extraño. La rareza de la situación hace que el dibujo de los personajes del entrenador de natación y su alumna escape al estereotipo. Pero la drástica resolución termina siendo condescendiente. Tal vez el mejor episodio del conjunto.
St. Patrick’s Day (Gary Shore): La belleza de Ruth Bradley se impone y el cuento tiene más un tono de comedia. La producción y el rodaje irlandesas se dejan ver en el verde y el naranja de la fotografía.
Easter (Nicholas McCarthy): El realismo mágico se ve interrumpido por una delirante aparición de un monstruo. Apenas un divertimento para el talento de McCarthy.
Mother’s Day (Sarah Adina Smith): El episodio tiene un original punto de partida, pero se diluye. La estética tiene algo de The Love Witch (2016). Otro episodio sobre la maternidad.
Father’s Day (Anthony Scott Burns): Tal vez el más logrado, original y sugerente de los segmentos.
Halloween (Kevin Smith): Lo primero que sorprende es la chatura visual del cine de Smith. Supuestamente está en beneficio de los diálogos, pero aquí ni eso. El chiste: una secuencia que no es torture ni es porn, just bad cinema..
Christmas (Scott Stewart): El más torpe, previsble y chato de los episodios. Con sólo decir que recuerda esa película navideña de Schwarzenegger en la que debe comprar un regalo para su hijo.
New Year’s Eve (Adam Egypt Mortimer): Una pálida clausura de la.recopilación. Con una premisa similar Matthew Jason Walsh lo había mejor en las catacumbas de Akron, Ohio con Bloodletting (1997).