Hay que casar a Paulina (1944)

Comedia romántica en la que una joven rica caída en desgracia se casa con un ingeniero que trabaja en un pozo petrolero en Argentina. El problema del film es que cuando Paulina Singerman se corre del centro, su personaje no termina siendo tan gracioso. No hay carnalidad, no hay empatía, no hay amor en la relación de la pareja. Los films de Romero son en el fondo bastante negros, pero la estructura, el tono y el envoltorio es demasiado leve y a veces no puede encontrar el equilibrio. El mismo esquema va ser mejor explotado en Esposa último modelo (1950).