Documental sobre la vida de unos cazadores en el bosque boreal de Siberia a lo largo de un año. Herzog se apropia de un documental ruso para la televisión, acorta su duración, le agrega su voz y lo lanza como codirigido. Lo que no tiene nada de malo porque le da visibilidad a un material que de otra manera hubiera quedado perdido. Lo que es más discutible es el doblaje que hace a los testimonios de los personajes. Al quitarle la voz a los entrevistados se pierde mucho. Si bien uno se termina acostumbrando, es llamativo que Herzog haya recurrido a este procedimiento. Las imágenes del río deshelándose son de una turbadora belleza. La construcción artesanal de las canoas resulta fascinante y conecta con uno de los films de Herzog Herz aus Glas (1976). El adiestramiento de los perros tiene algo de hipnótico. El desprecio de la vida moderna lo lleva a Herzog a los márgenes del mundo, donde está el peligro. Esa panorámica de las pocas casas de la aldea da una idea de la lejanía y soledad del lugar.