Psycho thriller en el que dos jóvenes secuestran y torturan a una familia de vacaciones en un lago de Austria. Haneke busca deliberadamente provocar y shoquear por el mismo camino que recorrieron Kubrick en A Clockwork Orange (1971), Craven en The Last House on the Left (1972), Deodato en La casa sperduta nel parco (1980) y McNaughton en Henry: Portrait of a Serial Killer (1986). Las principales diferencias con estos directores es que deja la violencia fuera de la pantalla (ya sea porque es un director europeo de cine de arte o bien porque a estas alturas esa violencia no tiene el mismo efecto) y que el sentido del humor es más irónico (el psicópata habla a la cámara/espectador, la delirante escena en que la película se rebobina). Sin embargo el film carece del poder visual de Kubrick, del tono de fábula inocente de Craven, del nihilismo extremo de Deodato y del sucio hiperrealismo de McNaughton. Con un poco de cada uno no alcanza. Algunas resoluciones como el largo plano de los miembros de la familia que se recuperan del ataque, los asesinos que abandonan la escena del crimen y los personajes que cada tanto comen y duermen aumentan la sensación de pesadilla. Pero no deja de haber cierto aire a Kieslowski (el azar y la tragedia) que podría haber sido evitado. El producto queda en el medio del cine arte y del cine exploitation. Igual que Haneke, como un verdadero autor contemporáneo o mero manipulador de los efectos de la violencia.