Thriller en el que un padre venga la muerte de su hija y acepta un trabajo para una organización yakuza en Tokyo. Kurosawa ensaya el reverso de Serpent’s Path (1998), con la venganza consumada, pero incertidumbre continua por el vacío existencial. Como digno seguidor del cine minimalista de Ozu, Bresson y Schrader, construye una puesta en escena orgánica en la que predominan los cuadros dentro de cuadros, los objetos poseen vida y la composición siempre es disparadora de la duda. Incluso es capaz de incluir la aparición de un fantasma que concentra todos los miedos del protagonista y de insertar imperceptiblemente simbolismos como el palo envuelto en la bolsa.
