Tercera parte de El profesor hippie (1969) en la que el profesor vuelve a Buenos Aires y toma un trabajo en una escuela secundaria. Al protagonista se le inventa una hermana y tres sobrinos con los que se va vivir y a los que da clases en el colegio. En un principio el plateo de la película es más atractivo que las dos anteriores entregas porque el personaje muestra su verdadera cara (“un fósil” lo llama una de las estudiantes), porque el conflicto (la restauración del comedor del colegio) tiene cierto sostén y porque los números musicales se ven reducidos. Los villanos asumen su condición caricaturesca. Pero todo se resuelve de forma tan previsible como en los capítulos anteriores.