Secuela de Dr. Mabuse, der Spieler (1922) en la que después de la muerte del doctor siguen los crímenes por hipnosis en Berlin. Pese a las concesiones a la espectacularidad (explosiones, persecuciones), el film acusa intensos bajones de ritmo. La trama es un poco inocente. Tampoco el papel del detective interpretado por Otto Wernicke recién salido de M (1931) termina de cuajar. Igualmente la película tiene un par de excelentes momentos como la explosión del barril con el personaje acosado del principio y el escape del cuarto cerrado a partir del agua en el agujero.