Cuento de terror en el que una adolescente trata de ir al recital de una banda de rock, presencia un asesinato en la puerta del club nocturno donde tocan en Viena y se lanza a la fuga. Schmidt se mete de lleno en la lógica de la pesadilla y el surrealismo. Su película no es del todo horrorosa ni funciona exactamente como policial, pero la recurrencia de ciertos personajes, lugares y situaciones le da un toque inquietante en todo momento. La música de la New Wave alemana es el condimento extra que se amolda a las imágenes. Y la escena en que la protagonista entra a un boliche para ponerse a bailar sola tiene algo de genialidad musical.
