Policial en el que un pianista americano va en busca de la cabeza de un hombre acusado de embarazar a la hija de un patrón en México. Sam Peckinpah da rienda suelta a su vertiente pulp, sucia y exploitation y logra un film redondo en sus propios términos. Es cierto que sobre el final se descarría, pero esa es la consecuencia lógica del agujero en que se mete. Warren Oates, ya desde la primera escena, representa al actor ideal para su cine.