Cuento de terror en el que un hombre investiga unos asesinatos producidos por el consumo de LSD diez años antes en Los Angeles. El gran mérito de Lieberman es tomarse en serio la delirante premisa y llevarla hasta las últimas consecuencias. El film utiliza a imágenes de naturaleza terrorífica como la caída del cabello de. También hay lugar para una sátira a una campaña política, la dilatación del suspenso a la Brian De Palma y una escena final con música disco. Elementos que convierten al film en una auténtica caja de sorpresas.