Auto Focus (2002)

Biopic del actor Bob Crane en Los Angeles desde 1964 hasta su misteriosa muerte en 1978 en un hotel de Arizona. Paul Schrader hace otro de sus estudios de un personaje autodestructivo, aunque en este caso desde un punto de vista más distante y menos introspectivo. Es saludable comprobar que todavía hay directores que piensan soluciones de puesta en escena y cambios estilísticos en pos de la historia y los personajes. Los colores pasteles, la prolija planificación y la música de las grandes bandas del principio dejan paso progresivamente a la oscuridad y palidez, la cámara temblorosa y las inquietantes sonoridades de Angelo Badalamenti. La película no trata una adicción sexual, sino más bien indaga en la superficialidad de un individuo: Bob Crane, actor de una popular sitcom, Hogan’s Heroes (1965-1971), y aficionado pornógrafo. Se da entonces un atractivo paralelismo entre los avances tecnológicos (el desarrollo de las cámaras de video) y la degradación de una moral que sigue atada a los valores de la fama, el dinero y el sexo. Hay una escena que vale el film: cuando el amigo del protagonista (Willem Dafoe) viene a su casa, hablan de sus problemas normalmente y se masturban mientras ven los videos. La escena es efectiva porque se juntan los dos estilos de vida. Otras quedan bastante cerca: la charla con su agente (justificar el comportamiento) y la conversación con su hijo en el auto (frialdad de la relación). El auto foco como la auto disponibilidad de un tipo común que tiene conflictos externos, pero nunca se plantea resolverlos. Como en Patty Hearst (1988) a Schrader no le interesa resolver el misterio del caso policial, sino llevar un material digno de E! True Hollywood Story (1996-) al terreno de la fábula amoral.