Drama en el que una joven coreana busca a su novio desaparecido en Europa por Paris, Venecia y Avignon. Kim Ki-duk regresa a la ficción con el film más pequeño y minimalista de su obra. Tal es así que, sacando los breves intercambios de la protagonista con el portero eléctrico de los edificios, carece de diálogos. La película fue filmada a escondidas con una pequeña cámara digital en calles, estaciones, trenes y plazas de Francia e Italia. Si bien en estas condiciones no había muchas posibilidades de que luciera la puesta en escena, Kim Ki-duk hace un esfuerzo por hacer más áspero aún su film con un montaje que corta siempre en medio del plano y un uso epatante del sonido urbano. Las apariciones del misterioso personaje con la máscara de gas al principio parecen sólo una excentricidad del guión, pero cuando la búsqueda pierde sus coordenadas espaciales (en el tercer destino la protagonista ni siquiera pregunta hacia dónde fue su novio) se convierten en el único sostén y el film queda a la deriva de una historia en el vacío.