Cuento fantástico en el que una mujer abandona a su esposo, se lanza a la fuga y encuentra una casa en medio de un bosque del que no puede salir. Claude Chabrol hace una inusual incursión en el género fantástico con Lewis Carroll como coartada y Borges como aliado. Sylvia Kristel, recién salida del díptico Emmanuelle (1974-1975) hace su desnudo obligado y deambula por un mundo en el que la lógica carece de sentido, las preguntas nunca son respondidas, los niños actúan como adultos. Pese a que no cruza la barrera del cine de terror la atmósfera y el timing suspendido están allí. La dedicatoria a Fritz Lang se ve reflejada en la puesta en escena de la misteriosa casa.