Cuento de terror en el que un hombre lobo trabaja en un zoológico y se enamora de una prostituta mientras un médico forense investiga sus crímenes en Paris en el siglo XIX. El film tiene muy poco que aportar a la leyenda del hombre lobo. Los planos subjetivos con luz roja no son tan efectivos como los de Wolfen (1981). La película está resuelta como un relato policial, pero sin misterio. Lo único para destacar es la presencia de Peter Cushing (un referente de un tipo de cine de terror que estaba desapareciendo) como un hombre de ciencias que no desprecia las supersticiones.