Cuento de terror en el que un arqueólogo encuentra un esqueleto prehistórico que al acercarlo al agua empieza a surgirle carne en Londres en el siglo XIX. El film no se queda en la mera excusa argumental del científico loco y los experimentos malditos, sino que expande sus fronteras hacia la violencia, el sexo, la locura, la enfermedad y la reflexión sobre el mal. Francis está más inspirado que de costumbre y su puesta en escena participa activamente de la historia para darle una atractiva lectura filosófica y social.