Cuento de terror en el que una adolescente con la habilidad para comunicarse con los insectos es enviada a una escuela privada en Suiza. Las primeras señales del aggiornamiento de Argento hacia el cine de terror de la década de 1980 aparecen en este film (la protagonista adolecente, la banda sonora de heavy metal, los recursos visuales de videoclip). Más allá de que el relato conserve cierto tono de cuento de hadas y de que la visualización de los insectos le dé un toque surreal, el film no puede superar sus inconvenientes de base. El problema es que tanto delirio (insectos vengadores, una mosca detective y un mono con navaja) no nos hace olvidar que la puesta en escena carece del vigor de otros tiempos, que hay un asesino esperando al final y que Argento funciona mejor en la ciudad que en el campo.