Cuento de terror en el que un asesino enmascarado acosa a una mujer sola en su casa en Francia. Gans hace un giallo de quince minutos sin diálogos que básicamente es una gran set piece montada con las luces de color en la oscuridad de Mario Bava, con la música de rock progresivo y el gore de Dario Argento y con un dominio de la cámara y de sus movimientos que se asemeja a Sam Raimi. El cortometraje es brillante.
