La signora senza camelie (1953)

Drama en el que una joven actriz de cine se casa con un productor que le maneja su carrera en Roma. El film es estética y temáticamente muy parecido a Cronaca di un amore (1950): las tomas largas, el gusto por los travellings, la infelicidad, la infidelidad. Desde el comienzo, con la escena de la protagonista esperando afuera de una sala de cine, hasta la resolución sonriendo pese a aceptar un trabajo vergonzoso, la película hace un retrato de las miserias de la industria del cine. Algo común en el cine de la década de 1950 y que podemos ver en Italia, Bellissima (1951), en Estados Unidos, The Bad and the Beautiful (1952), e incluso en Argentina, El protegido (1956).

Sin embargo hay algo no termina de funcionar en esta película. El propio Antonioni reconocía que es uno de sus films con los que estaba más descontento. Tal vez el lugar que quería ocupar en ese momento Antonioni en el cine italiano no estaba del todo definido. No hay que olvidar que los comienzos de Antonioni y Federico Fellini estuvieron íntimamente ligados (no sólo por el hecho de que ambos fueron colaboradores de Roberto Rossellini). La opera prima en solitario de Fellini,  Lo sceicco bianco (1952), tiene guión de Antonioni e iba a ser su primer film. En algunos diálogos y en el retrato que hace de la industria del cine se observa un humor cómplice más acorde con el temperamento del autor de (1963). Si bien encontramos el germen de Blowup (1966), en la constatación que hace la protagonista de una realidad que la supera, y un ensayo de la secuencia de L’avventura (1960) en la cual la protagonista se siente observada, en este caso a Antonioni todavía le cuesta ensamblar el lugar de la cámara con el retrato de los personajes que hace.