Cuento de terror en el que cuatro viejos amigos esconden un secreto durante 50 años y sufren la aparición de un fantasma en un pueblo de New England. No caben dudas que adaptar la novela de Peter Straub era una operación riesgosa debido a la cantidad de personajes y la inclusión de las historias / flashbacks en el relato, pero de alguna forma el film se las rebusca para hacerlo bien. La estructura narrativa, con dos largos flashbacks que funcionan independientemente, retoma cierta fascinación por el cuento de terror aunque debilita el clímax de la historia principal. Las temáticas abarcan la sexualidad y la culpa. De hecho el film tal vez sea uno de los últimos exponentes de un cine de terror serio y adulto hecho en Hollywood. Aunque pocos se hayan dado por enterados en el momento de su estreno.
Irvin muestra dominio de la puesta en escena en el uso de la iluminación y en el trabajo con los actores. La presencia de Alice Krige resulta fundamental para la película, pero el guión reduce demasiado el mecanismo de la trama a la idea de la mujer vengadora y los pobres viejos culposos, desde la que se hace imposible sostener un clímax medianamente efectivo. La adaptación que hace Lawrence D. Cohen tiende a la reducción, a la compresión y a la simplificación, pero poco se le puede achacar en contra, dado el volumen de la novela en que se basa.