Drama en el que se filma una película canadiense sobre el Holocausto armenio de 1915 en Turquía. Egoyan sigue mostrando su habilidad para manejar gran cantidad de personajes, historias y temporalidades (un joven asistente que vuelve de Turquía con el film, su madre profesora de arte, un inspector de aduanas a punto de retirarse, un director veterano y un guionista inexperto que no dudan en hacer cambios a la Historia, la hermanastra del protagonista que odia a su madre y un actor de origen turco que niega lo ocurrido) y para articular distintos conflictos en el film: el compromiso con la Historia, la obligación del artista, los dramas y celos familiares. Como casi todo su cine el resultado es una rareza. No es el típico film sobre una filmación, un testimonio histórico o un melodrama familiar, aunque tenga elementos de estas tipologías. La narración no lineal y las constantes idas y venidas en el tiempo y el espacio acentúan la sensación de incertidumbre. El film, sin hacer una denuncia fácil y obvia, plantea el debate sobre la memoria del pasado y las repercusiones del presente. Hay una escena particularmente intensa cuando Elias Koteas le dice al protagonista que a “nadie le importa”. Las escenas de muertes y ejecuciones quedan en segundo plano, pero no totalmente olvidadas (la quema de mujeres y la violación de la hija). En la resolución el compromiso de la juventud queda en la duda del contenido de las latas de la película.