Drama en el que un chico de 13 años se hace amigo de un vecino con tendencias violentas en los suburbios de Paris. A partir del realismo de la puesta en escena que muestra unos suburbios desolados, de un humor negrísimo (el padre que práctica tiro al blanco dentro de la casa), de una mirada carente de todo tremendismo y condescendencia y de la enigmática presencia de los ángeles y los pájaros, Brisseau logra un bello retrato de la deshumanización de la vida moderna.