Psycho thriller en el que un nuevo estudiante llega a una secundaria de Los Ángeles y mata a unos compañeros que lo atacaron. Rene Daalder toma decisiones poco habituales para una película ambientada en una escuela secundaria: hay muchas elipsis y tiempos muertos, no aparecen adultos en ningún momento. Por lo que la trama se acerca al terreno de la abstracción. El film adopta poses del western (la lucha por el territorio), el policial (la serie de asesinatos) y el terror (el retrato de locura) en una especie de alegoría nihilista. El resultado es uno de los films americanos más raros de la década de 1970 que confirma que el slasher pudo haber sido otra cosa que Friday the 13th (1980) y Prom Night (1980). El guión tiene una premisa similar a Carrie (1976), pero está en las antípodas de la novela de Stephen King y la adaptación de Brian De Palma porque en ningún momento victimiza a sus personajes. Massacre at Central High no es un slasher porque ninguno de los asesinatos son con armas cortantes. Pero tampoco es un típico psycho thriller porque las víctimas son elegidas y no hay investigación policial alguna. La esvástica en el casillero es el símbolo de la intercambiabilidad del mal en la escuela. La ausencia de adultos hace que la crueldad de las relaciones de poder entre los adolescentes quede al desnudo.