Thriller en el que un fotógrafo lesionado cree observar un asesinato desde la ventana de su departamento en New York. Adaptación del cuento It Had to Be Murder de Cornell Woolrich. El film es un thriller en estado puro. La genialidad del planteo es que toda la película se visualiza desde el departamento del protagonista. Los últimos treinta minutos resultan desesperantes por el suspenso de la situación.