Aventura en la un atleta encabeza la defensa de Atenas contra el ataque de los persas en el año 490 AC. Jacques Tourneur se pone al frente de un peplum italiano de clase b, pero queda claro que el dueño de la función es el director de fotografía y encargado de los efectos especiales, Mario Bava, a punto de hacer su debut como director en La maschera del demonio (1960). El problema con estas películas es que el personaje no experimenta ningún tipo de evolución a lo largo del relato, a menos que contemos los interludios sentimentales con Andrómeda, y las escenas de batallas (en este caso con el violento uso de la sangre bajo el agua) es lo único por lo que pueden ser recordadas.