Drama deportivo en el que tres corredores de carreras de autos se relacionan entre sí en Daytona. Howard Hawks lleva hasta el absurdo el desinterés por la trama y la acción de las carreras. En la película sólo hay tres escenarios: la pista, el hotel y el bar para esta pequeña comedia humana. Es cierto que el guión, con sus intercambios de parejas y el pobre dibujo de personajes, no ayuda, pero de sólo ver a Marianne Hill bailando en un boliche y a James Caan escapando la experiencia, vale la pena.