Cuento de ciencia ficción en el que una banda de gladiadores es buscada por la policía en Francia. Con una fotografía en blanco y azul, una estética que remite a los seriales mudos o al expresionismo alemán y una música post punk de bandas underground de la época, F.J. Ossang se ubica en un lugar intermedio entre las vanguardias y el cineasta de culto. Claro que para un círculo muy reducido. La trama ofrece continuidad cero, las secuencias de acción son vistosas pero están desconectadas de la trama y las referencias al terrorismo alemán de la década de 1970 no logran integrarse por lo que la trampa deviene un poco abstracta.