Girlfight (2000)

Drama en el que una chica latina problemática toma clases de boxeo en New York. Una historia de lo más tópica, convencional y previsible recibe un tratamiento sutil y distante que enriquece la propuesta. Porque los temas más obvios (la angustia adolescente, el padre golpeador y autoritario, la mujer en un ámbito masculino) están ahí, pero no molestan. Y dejan paso a otros más atractivos, la historia del primer amor, el descubrimiento de la vocación, hasta la belleza del deporte, que están tratados con adecuada sutileza. Es que la huella y la presencia de John Sayles (productor ejecutivo y pequeño papel como actor) se deja sentir. Lo mejor es Michelle Rodriguez que no reniega de una femineidad nada forzada, y la música de Theodore Shapiro, con un tono introspectivo de Badalamenti. Tal vez unos cortes que aligeren los 110 minutos y unos diálogos un poco más pulidos hubieran ayudado, pero tampoco arruinan al producto. Si bien el cine independiente americano tomó un camino mínimo y conformista, de vez en cuando da una sorpresa.