Secuela de Paranormal Activity (2007) en la que una familia pone cámaras de seguridad en su casa porque cree que su casa poseída en un pueblo de California. Luego de la “estafa” del film de Oren Peli, no había demasiadas esperanzas para esta secuela, pero afortunadamente el film resulta muy superior. Si bien se enfrenta a los mismos problemas que la primera parte, es decir, los personajes insufribles (la forma en que la protagonista presenta a su sirvienta latina debe ser de las más abyectas en la historia de Hollywood, el padre cuyo único objeto de adoración es su televisor de 50 pulgadas, la hija adolescente colgada del celular todo el día), el congeniar lo cotidiano y lo fantástico en la trama y la banalidad de las cámaras prendidas en las escenas dramáticas, esta vez Tod Williams utiliza los mismos procedimientos de My Little Eye (2002) del narrador omnisciente, las cámaras múltiples y los planos fijos, para hacer una captura distanciada del mal y del horror. Más allá de los aciertos y las virtudes de este producto, el cine de terror en la última década ha realizado algunos ejercicios formales como The Blair Witch Project (1999), Ascension (2002) y [Rec] (2007) que serían impensables en otras épocas o géneros. Estos films plantean preguntas sobre las fronteras de representación de lo real, la figura del narrador y la función de la puesta en escena. En cuanto a Paranormal Activity 2 parece que una nueva franquicia se ha iniciado para el género de terror, lástima que la historia ya agotó sus posibilidades.