Road movie en la que dos amigos hacen un viaje en una moto Vespa desde South Dakota hasta Los Angeles. Luego de la escasa distribución en general de sus films anteriores Merendino adopta las reglas del Dogma 95 para automarginarse definitivamente. Más allá de que viola una de las reglas del manifiesto, la utilización de la música extradiegética, sufre los mismos problemas que la mayoría de estos films, el artificio del lenguaje. Al reducir la comunicabilidad a procedimientos accesorios saltea un paso en la construcción del discurso y cae irremediablemente en la inducción alarmista. Sólo los films con una belleza inmanente a puesta en escena, Festen (1998) o Julien Donkey-Boy (1999) pudieron superar la trampa. Si por momentos juega con una mirada distanciada a la América interior, el uso es afortunado de la elipsis y la iluminación natural y el viaje adquiere una dimensión física, mental y espiritual, no es nada que no haya hecho Rossellini en la década de 1950. El film rápidamente se agota en el esquematismo de los personajes, la reafirmación del lugar común o el arrebato de Easy Rider (1969) de la resolución. Hacen los 95 minutos de duración demasiado largos para lo que tiene que mostrar. Cuando se aleja de los planteos propios del cine de género o de serie B Merendino acusa cierta pedantería y demagogia.