Comedia dramática en la que un joven vuelve del exterior y su familia lo recibe con exagerada hospitalidad en Buenos Aires. Al acertar con los diálogos, hacer una pintura negra de los personajes y bordear el absurdo, Katz rehúye categóricamente a todo tipo de costumbrismo. Hay ciertas referencias a la comedia italiana de Dino Riso y Marco Ferreri, pero con un original toque autóctono. El genial dibujo de personajes (la madre absolutamente irredimible, la hermana mayor que sufre, el hermano que no quiere nada, la hermana más chica alegre, la ex novia todavía enamorada) forma un pequeño grupo de freaks cotidianos del que tampoco escapa la protagonista. La acumulación de situaciones incómodas (lo hacen cantar una canción, la madre que recita una poesía, le piden que hable en inglés) desemboca en un antológico juego de la silla. El film es una ópera prima que desde su humildad busca otro camino en el cine argentino contemporáneo.