Drama criminal en el que un viejo apostador ayuda a un hombre sin suerte en los casinos de Reno, Nevada. El film es un ejercicio seco y minimalista que poco tiene que ver con los futuros tours de force de Paul Thomas Anderson. Está más cerca de los policiales austeros de Jean-Pierre Melville. Pero igualmente permite apreciar la habilidad para los diálogos de Anderson: como deja fluir las palabras y aprovecha los tiempos muertos. Su estilo de diálogos nada tiene que ver con los punch-lines de Tarantino. La película también da una perfecta oportunidad para el lucimiento de Philip Baker Hall como el veterano apostador y de Gwyneth Paltrow como la camarera prostituta.