Thriller en el que tres jóvenes compañeros de departamento se quedan con el dinero de un ocasional inquilino fallecido en Edinburgh. Más allá del moderno envoltorio para un policial de suspenso, lo que le interesa a Boyle es el retrato de la juventud, de la convivencia y de la amistad. Si bien el planteo es simplista, el film no pierde su base realista y alcanza momentos perturbadores. En este contexto, ninguno de los personajes queda bien parado porque salen a relucir la pereza, el egoísmo y el individualismo.