Film de animación en el que una bruja de 13 años hace un viaje de entrenamiento como repartidora de una panadería. Si bien el film no está a la altura de sus mejores trabajos (la animación no es tan fluida, el guión debe recurrir a un flojo cliffhanger final), la obsesión por el detalle de Miyazaki se impone. El diseño de la ciudad junto al mar (la arquitectura y las casas remiten a una ciudad europea de la década de 1950) resulta brillante. El retrato del personaje de Kiki y sus dificultades de adaptación le dan un trasfondo melancólico a la historia.