Drama criminal en el que un grupo de jóvenes entra y roba casas de celebridades en Los Angeles. Inspirado en un caso real. Sofia Coppola realiza su primer film, sino por encargo, al menos completamente ajeno a su estilo y sensibilidad. El resultado es previsible. De semejante historia, propia de un programa de chimentos, no se puede sacar demasiado. El problema es que tampoco se esfuerza demasiado. Las únicas opciones válidas para acercarse al material eran la sátira o las potencias de lo falso. Pero una es demasiado fácil y la otra es impracticable en el cine americano. Por lo que el resultado es un film de Larry Clark, pero sin drogas, sexo y violencia. Algún que otro detalle puesto al pasar (los zapatos de Paris Hilton que viste el protagonista) o algún hallazgo de la puesta en escena (el robo de la casa ubicada en una colina resuelto en plano general) no alcanzan para dar vida al film. La historia policial es irrelevante y los personajes carecen de matices.