Drama en el que un anciano hace un viaje de 500 kilómetros en una cortadora de césped para visitar a su hermano en Wisconsin. Basado en una historia real. El film es una road movie que hace de la lentitud su principal virtud y que lleva la sencillez a su más alta expresión. Lynch combina los bellos paisajes, la partitura de Angelo Badalamenti y la simpleza de la historia para llegar a emociones en estado puro. Las imágenes se alejan de toda retórica, discurso o simbolismo. En la película sobran las palabras y los sentimentalismos. De hecho los peores momentos se dan cuando se habla demasiado (los recuerdos de la guerra da la impresión de que están de más). The Straight Story no es el típico film de Lynch, pero tiene elementos inconfundibles de su cine como el excelente uso de la música, la tranquilidad de los pequeños pueblos, los cielos estrellados, los personajes surreales, la carretera y el fuego. En el camino el protagonista se encuentra con una adolescente embarazada, un grupo de ciclistas, una mujer que atropella ciervos, un matrimonio que lo hospeda en el patio de su casa, unos gemelos mecánicos y un sacerdote. Estos encuentros permiten conocer mejor a su personaje, sus dificultades físicas, su terquedad y su comprensible necesidad de llegar al destino.