Drama en el que una niña japonesa de 9 años se hace amiga de otra niña francesa en Paris. Luego de Un couple parfait (2005), Suwa continúa su excursión en Francia. Ahora agrega una dimensión más narrativa, fantástica y metafísica a su cine. El resultado es fascinante. Todavía encontramos la cuidadosa composición del plano (los micro espacios dentro del cuadro), sobrias soluciones de puesta en escena (el plano general de la madre y la hija cuando le comunica que tienen que volver a Japón) y la irreprochable simpleza en la exhibición de sentimientos. Pero es a través de los juegos, de la inocencia y de la espontaneidad de las niñas actrices que puede dar un pequeño salto hacia la acción. Ir al bosque se convierte en mundo de infinitas posibilidades. Poco importa si la secuencia se trata de un sueño, de una fantasía, de la imaginación o de una dimensión paralela, la puesta en escena se limita a marca ese desplazamiento apenas con un plano más abierto. Suwa continúa siendo una de las voces más personales de una modernidad cinematográfica que, después de Antonioni y Bergman, se niega a desaparecer.