Policial en el que un agente del FBI se infiltra en una banda de surferos ladrones de banco en Los Angeles. Las espectaculares secuencias de surf, vuelo y acción (especialmente esa persecución a pie por un vecindario) crean una constante sensación de deportes extremos. Pero la película debe luchar contra la palidez interpretativa de Keanu Reeves y un guión que no le huye a ningún cliché.