Cuento de terror en el que unos soldados nazis encuentran un castillo con un monstruo maldito en Rumania durante la segunda guerra mundial. Adaptación de la novela de F. Paul Wilson. El arranque es sugerente. El plano secuencia que va de desde la oscuridad, pasa por el cielo y baja a la tierra (el vehículo nazi) es un prodigio técnico. A alejado de las urbes modernas, Michael Mann hace su particular fusión de música (banda sonora de Tangerine Dream) e imágenes. Pero entre el carácter reaccionario de las extrañas muertes de los soldados y un guión que divide la atención entre demasiados personajes y conflictos, el film pierde todo el efecto aterrador. Es una lástima que Mann no recurra a la tradición gótica del género para tratar de rescatarlo. La película sólo queda como una curiosidad dentro de su obra y del cine de terror de la década de 1980.